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¿Qué es la violencia ginecobstétrica?
¿Por qué es importante hablar de violencia ginecobstétrica?
¿Cómo sé si he vivido violencia ginecológica u obstétrica?
¿Qué hago si he vivido violencia ginecológica u obstétrica?
¿Sabías que tienes derechos durante el parto que te permiten decidir cómo quieres que sea esa experiencia?
¿Qué es la violencia ginecobstétrica?

La violencia ginecológica y obstétrica, o ginecobstétrica, ocurre cuando médicos o personal de salud toman control del cuerpo de las mujeres y personas gestantes, tratándolas de manera despectiva o como si estuvieran enfermas. Esto puede implicar “medicalizar” y “patologizar” aspectos de la salud sexual y/o reproductiva, ya sea durante la atención ginecológica, el embarazo, el parto o el postparto. 

  • Medicalizar ocurre cuando profesionales de la salud hacen intervenciones innecesarias o excesivas, en momentos en que no se requieren, como por ejemplo realizar procedimientos o exámenes invasivos sin el consentimiento o sin una justificación médica clara. 
  • Patologizar es cuando se trata algo natural, como un proceso ginecológico, sexual o reproductivo, como si fuera una enfermedad o un problema médico. Esto puede ocurrir durante la atención ginecológica, el embarazo, parto o postparto, al tratar a una persona como si su cuerpo fuera anormal o enfermo sin una razón válida. 
Ambas situaciones pueden hacer que las mujeres y personas gestantes pierdan el control sobre su propio cuerpo, ya que se les niega la capacidad de expresar sus emociones, sentimientos y opiniones, de decidir lo que es mejor para ellas y de evitar que se las someta sin su consentimiento a procedimientos o tratamientos innecesarios, que además pueden ser dolorosos.
¿Por qué es importante hablar de violencia ginecobstétrica?

Es muy importante hablar sobre la violencia ginecológica y obstétrica porque puede causar muchos problemas en el cuerpo y la salud de las mujeres y personas afectadas. Estos problemas pueden ser físicos y muy dolorosos, pero también pueden afectar emocionalmente, haciendo que la persona se sienta triste, enojada, sola o con poca autoestima. De hecho, entre el 30% y el 60% de las personas que pasan por esto pueden desarrollar problemas de salud mental, como depresión postparto, estrés postraumático o ataques de pánico. Además, estos efectos pueden dificultar que la madre y su bebé se conecten bien y creen un vínculo sano. 

Por todo lo anterior es importante visibilizar este tipo de violencia, tanto en relación con una atención ginecológica de rutina, como en relación con el embarazo, parto o postparto.  

En relación con la atención ginecóloga, entre el 2019-2020 se entrevistaron a 4.552 mujeres y personas gestantes en diferentes regiones de Chile y estos fueron los datos más relevantes recopilados: 

  • 37% se sintió infantilizada por el personal al realizar consultas sobre su salud ginecológica. 
  • 34% siente que sus consultas o preguntas no eran apropiadamente atendidas por el personal de salud.
  • 26% recibió retos o amenazas por parte del personal que atendió su consulta ginecológica. 
  • 21% afirma que el personal de salud juzgó sus prácticas sexuales o se refería a ellas en tono moralizante.
  • 18% ha tenido que escuchar comentarios inapropiados de índole sexual referidos a su cuerpo o sus genitales.
  • 17% afirma que le realizaron tactos o tocaciones inapropiadas dado el motivo de su consulta y que le sintieron sentir vulnerada su intimidad. 
  • 9% siente que fue víctima de violencia sexual por parte del médico o de algún integrante del equipo médico de salud.  

 En relación con la violencia obstétrica, en el mismo estudio, el 52,3% de la muestra que han tenido alguna vez un parto afirma que durante las semanas previas o durante el parto: 

  • 46% manifiesta que le realizaron procedimientos sin pedir su consentimiento o sin explicar por qué eran necesarios.
  • 43% fue criticada por expresar sus emociones, como gritar de dolor, etc. durante el trabajo de parto.  
  • 38% fue obligada a mantenerse en cama impidiéndole caminar o buscar otras posiciones según sus necesidades. 
  • 29% se le prohibió estar acompañada por alguien de su confianza. 
  • 25% informa que se le impidió el contacto inmediato con su hija o hijo recién nacido antes de que se lo llevaran a control neonatológico. 
  • 10% se le negó la posibilidad de utilizar algún dispositivo o realizar algún procedimiento de control de la natalidad, como ligadura de trompas, etc.   
¿Cómo sé si he vivido violencia ginecológica u obstétrica?

La violencia obstétrica se traduce en prácticas concretas como las siguientes:  

  • Episiotomía sistemática (corte quirúrgico en la vagina y suelo pélvico para evitar desgarros durante el parto).  
  • Maniobra de Kristeller (presionar el abdomen de la mujer con el supuesto fin de favorecer la salida del feto). 
  • Cesárea sin justificación. 
  • Rotura precoz y artificial de la membrana o bolsa amniótica (inducir “rotura de las aguas”).
  • Monitoreo fetal constante. 
  • Uso de oxitocina sintética (droga) para producir y acelerar las contracciones uterinas.
  • Tactos vaginales reiterados. 
  • Retos y amenazas durante el embarazo, parto o postparto.  
  • Infantilización y/o burlas durante el embarazo, parto o postparto. 
  • Realizar intervenciones sin informar ni solicitar el consentimiento de la persona gestante.
  • Negar la atención.  

La violencia ginecológica se traduce en prácticas concretas realizadas por integrantes del equipo de salud (personal médico, de enfermería y de matronería, etc.) que implican: 

  • Atención o tratamiento deshumanizado. 
  • Uso de procedimientos innecesarios o intencionalmente dolorosos. 
  • Abuso de medicación. 
  • La trasformación de procesos naturales en patológicos. 
  • La denegación de información o tratamiento. 
Todas estas prácticas hacen que las mujeres y las personas gestantes pierdan el control sobre sus cuerpos durante momentos importantes de su vida, como el embarazo o el parto, y les impide tomar decisiones libres sobre su cuerpo y su sexualidad. Esto es aún más evidente cuando las personas no se ajustan a las ideas tradicionales de lo que significa ser hombre o mujer.
¿Qué hago si he vivido violencia ginecológica u obstétrica?

Si has vivido violencia ginecológica u obstétrica, lo primero es saber que lo que te pasó no está bien, y no tienes que quedarte en silencio. Existen varias opciones para que busques ayuda: 

  • Habla con alguien de confianza: Puede ser un familiar, amiga, o alguien cercano con quien te sientas segura. Hablar sobre lo que viviste te puede ayudar a sentirte acompañada y apoyada. 
  • Denuncia: Si te sientes que tus derechos han sido vulnerados, puedes hacer una denuncia. Si bien la violencia obstétrica actualmente no tiene reconocimiento expreso en nuestro sistema normativo, existen tres caminos para denunciar: 

 1.- Iniciando acciones legales, ya sea: 

    a) Denuncia Penal por negligencia médica en Carabineros o en la Policía de Investigaciones (PDI). 

    b) Denuncia Administrativa, por ser la rama del derecho que rige a las instituciones públicas (en este caso, los hospitales) o en el ámbito. 

    c) Denuncia Civil, mediante una demanda por medio de la Ley de Derechos y Deberes de los Pacientes o bien por la Ley de Derecho del Consumidor. 

 2.- Interponiendo una denuncia ante la Superintendencia de Salud. Para presentar un reclamo por violencia obstétrica ante esta entidad, puedes llamar al 600 836 9000, de lunes a viernes, de 9:00 a 16:00 horas. También puedes presentar el reclamo a través del sitio web de la Superintendencia de Salud.   

3.- Reclamando directamente en el centro de salud en cuestión. 

  • Paso 1: Reclamo a la OIRS del hospital o servicio al cliente de la clínica, por ley de derechos y deberes de los pacientes. 
  • Paso 2: Una vez que se tenga respuesta, si es que esta no resulta satisfactoria, seguir adelante con el reclamo ante la Superintendencia de Salud. 
  • Paso 3: Solicitar mediación ante la Superintendencia de Salud (pues es un requisito para ejercer acciones jurisdiccionales con posterioridad).
  • Paso 4: Presentar una demanda ante los tribunales ordinarios de justicia, para lo cual se debe buscar un abogado particular que lo patrocine y vea si el caso es judicializable. 

4.- Acudir a instituciones especializadas: Si eres menor de 18 años, puedes contar con el apoyo de la Defensoría de la Niñez, que trabaja para proteger los derechos de los niños, niñas y adolescentes en Chile. Ellos pueden orientarte y acompañarte en el proceso. 

Recuerda que lo más importante es que tú no estás sola. Hay personas y organizaciones dispuestas a ayudarte a sanar y a que tus derechos sean respetados. Nadie tiene derecho a tratarte mal o hacerte sentir incómoda durante una consulta médica o proceso de salud.
¿Sabías que tienes derechos durante el parto que te permiten decidir cómo quieres que sea esa experiencia?

Conocer tus derechos es muy importante para evitar la violencia ginecológica y obstétrica, ya que te permite reaccionar de manera adecuada si algo no está bien. Algunos de los derechos más importantes durante el parto son: 

  • Tienes derecho a recibir información clara sobre el parto y las opciones disponibles. 
  • Puedes decidir con quién estar acompañada en todo momento. 
  • Las y los médicos deben informarte sobre cualquier intervención y escuchar tus decisiones.
  • No te pueden hacer exámenes ni intervenciones solo para investigación sin tu consentimiento. 
  • Tienes derecho a estar con tu bebé siempre que no necesite cuidados especiales. 
  • Te deben informar sobre la lactancia materna y el cuidado de tu bebé desde el embarazo. 

El parto respetado te da el poder de decidir y asegura que tanto tú como tu bebé reciban el trato más respetuoso y digno posible. 

El conceto parto respetado o parto humanizado es un enfoque que asegura que las mujeres, personas trans y sus familias sean respetadas durante el nacimiento. Este enfoque se trata de que cada familia pueda tomar decisiones informadas sobre el parto, respetando sus creencias, cultura y necesidades. El objetivo es que el parto sea lo más natural posible, donde la mujer o persona gestante pueda seguir su propio ritmo, evitando intervenciones innecesarias y decidiendo cómo controlar el dolor.   

Puedes encontrar más información relevante sobre parto respetado en el sitio oficial de Chile Crece Contigo:
https://www.crececontigo.gob.cl/tema/el-nacimiento/
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