El ciberbullying es un comportamiento que provoca graves efectos, no sólo para las víctimas, sino también para quienes agreden y observan o son testigos. Las evidencias recientes apuntan a que estos efectos son más graves que los producidos por el bullying o acoso escolar presencial.
Tanto para las víctimas como para quienes agreden, la experiencia del ciberbullying se relaciona con mayor probabilidad de desarrollar conductas suicidas. En el caso de las personas agresoras de ciberbullying, las mujeres tienen mayor probabilidad de desarrollar ansiedad y depresión, mientras que en la víctima puede provocar emociones de miedo, rabia, ansiedad y tristeza.
Además, la exposición prolongada al ciberbullying en la víctima se traduce en un grave deterioro de su salud, bienestar, rendimiento escolar y relaciones sociales, en otras palabras, poseen mayores probabilidades de sufrir de autoestima baja, aislamiento, ansiedad, depresión, desmotivación para asistir a la escuela, bajo rendimiento académico, dolores de cabeza, dolor de estómago, aumento o falta de apetito, abuso de alcohol y drogas e ideación suicida