Los trastornos de la conducta alimentaria son enfermedades que se inician habitualmente en la adolescencia. Es en esta etapa de la vida en que se comienza a lidiar con los cambios corporales, hormonales y se deben enfrentar expectativas y demandas de índole social, intelectual y sexual. Todo ello en un momento en que el cerebro aún se encuentra en desarrollo y en un estado de cambio permanente.
Los trastornos de la conducta alimentaria pueden afectar a cualquier persona, independientemente del género, la edad o la ubicación geográfica. No es algo que esté de moda ni se trata de una preferencia adoptada por la persona que lo manifiesta.
No existe una causa única para desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria, sino que hay una serie de variables que pueden influir como, por ejemplo, la predisposición genética, factores ambientales, psicológicos y socioculturales.
La obsesión con la comida, la pérdida de peso, el tamaño y la forma del cuerpo pueden ser algunas señales de la presencia de este tipo de problemas. Generalmente estos trastornos se acompañan de otras enfermedades de salud mental (como depresión, ansiedad o abuso de sustancias), de complicaciones médicas físicas (como desnutrición y daño de órganos) y, en ocasiones, puede llevar a la muerte. De hecho, estos trastornos tienen la tasa de mortalidad más alta de todas las enfermedades mentales y las personas que lo padecen tienen un mayor riesgo de morir por suicidio.
Las formas más comunes de trastornos alimentarios son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón.
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