La sexualidad humana corresponde a un aspecto central presente a lo largo de la vida y que abarca más que solo la práctica sexual, incluyendo identidades y roles de género, erotismo, placer, intimidad, reproducción y orientación sexual. La sexualidad es influenciada biológicamente por múltiples factores, psicológicos, sociales, culturales, entre otros. Además, existe una estrecha relación entre sexualidad y el desarrollo sexo afectivo, que se refiere a un conjunto de emociones, estados de ánimo y sentimientos que influyen en la forma en que las personas se relacionan con ellos mismos y con los demás. Entre las relaciones humanas, la relación sexo afectiva tiene características únicas, pues los sentimientos y expectativas puestas en ellas son diferentes a los que tienen lugar en otro tipo de interacción social. Cabe destacar que esta es una de las más complejas, puesto que involucran múltiples aspectos.
Si bien sentimiento y emoción poseen significados similares, las emociones tienen un mayor componente fisiológico, una menor duración y una mayor intensidad. De este modo, sentimientos y emociones serían los pilares fundamentales que constituyen la afectividad.
El amor es uno de los sentimientos en el que se asume se sustenta una relación de pareja, sin embargo, este también se experimenta en otras relaciones cercanas como las familiares o de amistad. Por esta razón, es recomendable hablar de “relación sexo afectiva” en lugar de “relación amorosa”, ya que una relación de este tipo no implica un sentimiento de amor. Además, una relación sexo afectiva puede ocurrir entre dos personas o más, por lo que también se sugiere no utilizar el término “relación de pareja” para referirse a este tipo de vínculo.
El concepto de amor ha sido estudiado por varios autores, entre ellos Robert Sternberg, quien propone una forma de conceptualizar el amor en una relación interpersonal donde se vinculan tres componentes: la intimidad, la pasión y el compromiso. Sin embargo, este modelo se basa en la cultura occidental tradicional que promueve la exclusividad y la monogamia en las relaciones sexoafectivas. La creciente aceptación y visibilidad del poliamor como una forma ética y consensuada de amar a varias personas simultáneamente, tensiona este modelo.
El poliamor se define como una forma no posesiva, honesta, responsable y ética de amar a varias personas simultáneamente, con énfasis a elegir conscientemente relaciones sexoafectivas que desea una persona, en vez de aceptar las normas sociales que dictan relacionarse solo con una persona a la vez.
Otras autoras y autores han diferenciado el amor en “amor romántico” y, en contraposición, “amor confluente” o “amor líquido”. El “amor romántico” es un modelo tradicional, basado en una cultura cristiana, heteronormativa y patriarcal, mientras que el “amor confluente” es una intimidad que contraviene la idea de la entrega incondicional y permanente, semejante al concepto de “amor líquido”, vinculado al cambio social y a las condiciones postmodernas manifestadas en transformaciones estructurales de la vida social relacionadas con la conducta amorosa.
La sexualidad es la energía que nos impulsa a buscar afecto, contacto, placer, ternura a intimidad y por tanto a relacionarnos con otras personas, influye en nuestros pensamientos, sentimientos, acciones e interacciones y, que va más allá de la reproducción. Se cree que el inicio de la vida sexual comienza en la adolescencia, con el inicio del deseo y la búsqueda del placer sexual, pero esto suele ocurrir porque se confunde la sexualidad con genitalidad. Las interacciones afectivosexuales se manifiesta con las primeras miradas y las primeras caricias, con los cuidados y afectos que sentimos desde que nacemos. Para explicar lo anterior, en la Guía de educación afectivo sexual de la Municipalidad de Burgos, España, se invierte el concepto “sexoafectividad” a “afectivosexual”, que grafica los “escalones” que se transitan desde una apertura emocional, hacia mayores niveles de disfrute, placer y aprendizaje, compromiso y profundidad en la conexión:
Primer escalón: La afectividad
Es el nivel de relación que una persona establece con otras con las que hay una sintonía intuitiva, un cierto nivel de conexión emocional, como de la “guata”, son personas que te caen bien, te hacen sentir cómoda, cómodo y que te alegras de ver. Son parte de tu grupo más amplio de amistades o de personas con las que te agrada estar, como profesores favoritos, vecinos de toda la vida, compañeros y compañeras del gimnasio o con quien juegas a la pelota, amistades de la época de infancia, etc.
Segundo escalón: La intimidad
Cuando las personas sienten afecto por otras, con algunas empieza a compartir su intimidad, la vida privada, cosas personales. Esta es la esfera de la intimidad, que comúnmente es llamada amistad y ocurre con personas a las que es posible contarles secretos, miedos, problemas. Para llegar a este nivel de intimidad hace falta tiempo y confianza para llegar a sentir la seguridad, el cariño y la lealtad recíproca.
Tercer escalón: La sexualidad
El nivel de intimidad que se establece con algunas personas puede despertar un deseo de contacto más cercano, tanto emocional como físico, diferente al que se tiene con amigos o familiares. Este deseo puede incluir caricias más íntimas, como besos, y puede ser experimentado tanto con personas conocidas como desconocidas. Este es el punto en el que comienza la seducción y el erotismo, donde las personas se atraen mutuamente a través de gestos, conversaciones y miradas. Es importante tener en cuenta la reciprocidad y el consentimiento en este nivel de intimidad, ya que puede haber placer si la seducción es correspondida, pero también puede causar molestias y sufrimiento si no lo es, e incluso puede ser considerado acoso
Cuarto escalón: La genitalidad
Las relaciones genitales son una parte de las relaciones sexuales. En algunas ocasiones pueden ocurrir gradualmente a medida que se avanza en la relación afectiva, o puede suceder rápidamente en algunas situaciones. Sin embargo, es importante que todas las personas involucradas se sientan preparadas y den su consentimiento. Si alguien no está preparado o no da su consentimiento, la genitalidad puede ser dañina y considerada una violación o agresión sexual. Es importante tener en cuenta que la sexualidad no se limita a la genitalidad, sino que incluye el deseo, la atracción, el contacto físico y todo el proceso de la relación sexual, lo que permite llegar al máximo placer y al orgasmo en la relación genital. Saltarse estos aspectos puede resultar en una experiencia decepcionante o dolorosa.
Para terminar, es relevante hablar sobre el orgasmo. De acuerdo con la Fundación Planned Parenthood, de Estados Unidos, el orgasmo es lo que pasa normalmente cuando se llega a la parte más intensa de la excitación sexual, la tensión sexual sube hasta que llega a su punto más alto y ahí es cuando se libera la presión del cuerpo y genitales.
La experiencia del orgasmo puede variar en diferentes momentos de la vida y en diferentes etapas de la relación sexual. Además, hay una gran diversidad en cuanto a la frecuencia y la forma en que las personas experimentan los orgasmos. No existe una fórmula única para alcanzar el orgasmo, y cada persona puede encontrar su propio camino para explorar y disfrutar su sexualidad. También es importante tener en cuenta que el orgasmo no es necesariamente el objetivo de todas las relaciones sexuales y no debe ser considerado como el único indicador de una relación sexual satisfactoria. Es posible tener relaciones sexuales placenteras y significativas sin llegar al orgasmo. Lo más importante es que todas las personas involucradas se sientan cómodas, seguras y respetadas en todo momento, y que la relación sexual sea consensuada y libre de violencia o coacción.
Generar acuerdos: dado que se encuentran dos sistemas de vida diferentes, interesados en convivir en armonía es necesario acordar diversos aspectos que contribuyan a ello.
Responsabilidad emocional y afectiva: esto implica ser consciente de nuestras emociones y de cómo estas afectan a las relaciones interpersonales, tener la capacidad de comunicarlas de manera clara y respetuosa, sin manipular o herir a la otra persona. A su vez, involucra la capacidad de escuchar y validar las emociones de la otra persona, sin minimizarlas o invalidarlas.
La responsabilidad afectiva, por su parte, implica que cada persona se haga responsable de sus propias necesidades emocionales, en lugar de buscar que la otra persona las cubra. Esto requiere de una comunicación clara y abierta sobre las necesidades y expectativas de cada uno, así como la capacidad de ofrecer y recibir apoyo emocional de manera equilibrada en la relación. De esta manera, se puede evitar que la dependencia emocional genere un desequilibrio en la relación y se promueva una dinámica más saludable y satisfactoria para ambas partes.
Abordar conflictos de manera constructiva: de lo contrario pueden tener efectos negativos en la salud mental y en las relaciones interpersonales. La comunicación asertiva, el diálogo respetuoso y la búsqueda de soluciones conjuntas son herramientas fundamentales para la resolución de conflictos de manera pacífica y saludable. Además, es importante entender que estos son una parte natural de la vida y que puede ser una oportunidad para el crecimiento y la transformación personal y social. En lugar de evitar los conflictos, es importante aprender a manejarlos y afrontarlos de manera positiva y proactiva.
Finalmente es importante revisar las rupturas o duelos “amorosos”, ya que la mayoría lo ha experimentado por lo menos una vez en la vida. Estos no tienen una duración establecida y pueden variar en cada persona, dependiendo de varios factores como la intensidad y duración de la relación, el tipo de vínculo que se haya establecido, las experiencias previas de pérdida y la capacidad de afrontamiento emocional. En estos casos es normal experimentar dolor y sufrimiento, pero es importante buscar apoyo emocional y herramientas para procesar y superar este duelo de manera saludable.
Si necesitas más información o conversar sobre alguna experiencia, escribe a nuestro equipo de psicólogas y psicólogas en nuestro chat de atención.