La sexualidad es innata en el ser humano y en ella confluyen dimensiones biológicas, psicológicas y también socioculturales. Esta abarca dimensiones como: el sexo, los roles de género, la orientación, el erotismo, el placer, la intimidad y reproducción; y se expresa en pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, prácticas, comportamientos y relaciones, no obstante, si bien, la sexualidad puede abarcar todos estos ámbitos, no todos ellos se experimentan o expresan siempre.
Durante la adolescencia, la sexualidad adquiere gran importancia, ya que es una etapa de crecimiento e identidad donde la atracción sexual aparece. La actividad sexual comienza en promedio en esta etapa, pero puede estar asociada a prácticas riesgosas que afectan la salud y el futuro de los jóvenes, debido a factores culturales y sociales.
La actividad sexual durante la adolescencia puede tener repercusiones biopsicosociales, dependiendo de si es segura o de riesgo. Un inicio temprano sin gestión de riesgo aumenta las probabilidades de un embarazo no deseado, aborto, infecciones de transmisión sexual, cáncer de cuello uterino y, a largo plazo, infertilidad. La práctica sexual segura es importante para prevenir estas consecuencias.
Las infecciones de transmisión sexual (ITS) constituyen un grupo de infecciones que se caracterizan porque su principal modalidad de transmisión es la vía sexual (vaginal, oral y/o anal). Existen más de treinta patógenos que pueden causarlas, incluyendo bacterias, virus y parásitos. Ocho de estas infecciones son las más comunes en el mundo, cuatro de las cuales son curables (sífilis, gonorrea, clamidiasis y tricomoniasis) y cuatro son incurables (hepatitis B, herpes simple, VIH y virus del papiloma humano). La transmisión de las ITS puede ocurrir a través de fluidos o contacto con lesiones y algunas pueden ser transmitidas desde la persona gestante durante el embarazo, parto o lactancia.
Ya que la práctica o actividad sexual sin consentimiento es una violación o agresión sexual, es adecuado revisar el concepto de “consentimiento”. Si bien el consentimiento es un concepto jurídico que se puede utilizar en otras áreas, como en medicina, en relación a la práctica o actividad sexual, la organización internacional Planned Parenthood define consentimiento sexual como “estar activamente de acuerdo con realizar actividades de índole sexual con una persona”, siendo lo que le indica a la otra persona que si lo deseamos.
Es importante reiterar que mantener prácticas no seguras puede traer consecuencias negativas para la salud. Entre estos se incluyen infecciones de transmisión sexual (ITS), cáncer de cuello uterino y la infertilidad a largo plazo. La práctica sexual segura nos permite prevenir lo anterior.
Las infecciones de transmisión sexual (ITS) pueden ser asintomáticas o manifestar síntomas leves que desaparecen por sí solos, pero es importante recibir tratamiento. Los síntomas de las ITS varían entre las personas e incluyen: úlceras o ampollas en los genitales, ano o boca; descargas de líquido, verrugas genitales y dolor durante las relaciones sexuales. Úlceras y/o ampollas en los genitales, ano o boca, descargas de pus o líquido a través de la uretra en el hombre o la vagina en la mujer, o a través del ano en hombres y mujeres; verrugas en los genitales, ano o boca y/o dolor en la parte inferior del abdomen, inflamación en las inglés, dolor en las relaciones sexuales (dispareunia). Algunas ITS son:
Tricomoniasis
Presenta síntomas diferentes en personas con genitales masculinos y femeninos. En las personas con genitales femeninos, puede ser asintomática, aguda (con flujo vaginal inusual, mal olor, sangrado anormal o picazón) o crónica (con síntomas más moderados y picazón persistente). En personas con genitales masculinos, la mayoría de los casos son asintomáticos, pero pueden presentarse inflamación de la uretra y del glande, secreción escasa y períodos intermitentes de irritación uretral. En casos raros, puede haber secreción abundante y purulenta.
Gonorrea
Presenta síntomas diferentes en personas con genitales masculinos y femeninos. En personas con genitales masculinos, puede haber flujo uretral purulento, dolor al orinar y aumento de la frecuencia urinaria, mientras que en personas con genitales femeninos puede ser asintomática o presentar disuria y flujo vaginal. También puede afectar el recto y el ano, así como la faringe si el contacto sexual es oral. En algunos casos, puede haber inflamación y dolor abdominal bajo en personas con genitales femeninos.
Sífilis
Se presenta en etapas, cada una con diferentes síntomas. En la etapa primaria, aparece una úlcera indolora en la zona de contacto y se inflaman los ganglios regionales. En la etapa secundaria, hay fiebre, dolor de cabeza y rash cutáneo en el tórax, palmas y plantas, y pueden aparecer lesiones en zonas húmedas o placas blanquecinas en genitales o boca. La Sífilis terciaria se presenta años después y puede manifestarse en alteraciones cardiacas, lesiones en piel, mucosas y tejido óseo. La Neutosífilis es una consecuencia de la Sífilis que afecta el sistema nervioso central y puede causar accidentes vasculares, parálisis y problemas oculares.
VIH
Es una ITS que ataca al sistema inmunológico, lo que puede dificultar la defensa natural del cuerpo frente a infecciones, enfermedades y cáncer. Sin tratamiento, puede evolucionar a SIDA en un periodo de entre 2 a 15 años. El SIDA causa la destrucción de ciertas células del sistema inmunitario y las personas pueden enfermarse de gravedad e incluso morir por infecciones que normalmente podrían combatir. Muchas personas con VIH no tienen síntomas durante muchos años, pero algunos síntomas pueden incluir fiebres persistentes, pérdida de apetito, diarrea frecuente, pérdida o incremento deficiente de peso, hinchazón de los nodos linfáticos, cansancio extremo, manchas blancas en la boca, lesiones en la piel e infecciones recurrentes o inusuales.
Hepatitis B
La Hepatitis B se divide en aguda (infección nueva) y crónica (cuando el cuerpo no puede deshacerse del virus después de 6 meses). En la hepatitis aguda, los síntomas aparecen en un plazo de tres meses después de la exposición y pueden durar de algunas semanas a varios meses, e incluyen: fiebre, cansancio, pérdida de apetito, náuseas, vómitos, dolor abdominal, orina de color oscuro, heces de color gris, dolor en las articulaciones e ictericia.
En el caso de la hepatitis B crónica, muchas personas no tienen síntomas durante hasta 30 años, pero el virus puede detectarse en la sangre y el daño al hígado puede ocurrir de manera silenciosa. Cuando los síntomas aparecen, son similares a la infección aguda y pueden ser un signo de enfermedad avanzada del hígado.
¿Cómo prevenir y afrontar las ITS?
Todas las ITS se pueden prevenir, diagnosticar y tratar. Es importante recibir tratamiento a tiempo para evitar complicaciones y secuelas, lo que reduce la probabilidad de adquirir estas infecciones. Por lo tanto, es fundamental que las personas jóvenes sepan cómo protegerse, como tener acceso a preservativos y utilizar agujas y jeringuillas limpias. También es esencial contar con pruebas de detección y asesoramiento para el tratamiento adecuado.
Para prevenir efectivamente las infecciones de transmisión sexual (ITS), es necesario considerar aspectos individuales, sociales y de género que están relacionados con la transmisión. A nivel individual, es importante tener información actualizada, identificar las conductas y situaciones de riesgo, y conocer los recursos disponibles para la prevención. Las conductas más relevantes para prevenir la transmisión de las ITS incluyen:
Respecto al tratamiento de las ITS, es importante comentar que en Chile es gratuito y confidencial en el sistema público. Este varía dependiendo del agente causal de la enfermedad (virus, bacterias, parásitos, etc.), pero en general se diferencian dos grandes tipos de tratamientos:
En Chile, desde 2017, se permite a las personas de 14 a 18 años consentir por sí mismas la realización del examen de detección del VIH de manera gratuita. En caso de ser positivo el resultado, se informará al representante legal.
Cabe destacar que las personas que viven con VIH pueden llevar una vida larga y saludable gracias a los avances en el tratamiento con antirretrovíricos. El tratamiento puede controlar el virus y prevenir su transmisión, y aquellos que toman su medicación de forma continua pueden alcanzar una carga viral indetectable, lo que significa que tienen menos de 40 copias del virus por mililitro de sangre. La evidencia actual indica que las personas con VIH indetectable no transmiten el virus, lo que ha contribuido a reducir el estigma y la discriminación hacia ellas. Es fundamental realizar diagnósticos rápidos y efectivos para que las personas con VIH puedan recibir tratamiento y atención lo antes posible