El suicidio es definido como “todo acto por el que un individuo se causa a sí mismo una lesión, o un daño, con un grado variable en la intención de morir, cualquiera sea el grado de intención letal o de conocimiento del verdadero móvil”.
Las “conductas suicidas” incluyen un amplio espectro de conductas, conocido también como suicidalidad, que incorporan la ideación suicida, la planificación, el intento suicida, hasta el acto consumado.
La ideación suicida son los pensamientos acerca de la voluntad de quitarse la vida. La planificación se refiere a la elaboración de un plan y la obtención de los medios para suicidarse. El intento suicida son las conductas o actos en que una persona busca intencionalmente causarse daño hasta alcanzar la muerte, pero no logra la consumación de ésta. Por último, el suicidio consumado, sucede cuando una persona de manera voluntaria e intencional termina con su vida, distinguiéndose por su fatalidad y la premeditación.
El suicidio es definido como “ todo acto por el que una persona se causa a sí misma una lesión o un daño, cualquiera sea el grado de intención letal, independiente a las razones.”
El riesgo suicida incluye un espectro de conceptos que, en su conjunto, son conocidos como suicidalidad. Esta incorpora diferentes ideas y acciones, no necesariamente consecutivas:
El suicidio es un fenómeno complejo en donde se mezclan múltiples causas. Las conductas suicidas se ven estrechamente ligadas a las experiencias relacionadas con conflictos, violencia, abuso, pérdidas y sensación de aislamiento, hecho demostrado en las elevadas tasas de suicidio de personas pertenecientes a grupos históricamente excluidos que son víctimas de discriminación.
Los principales factores de riesgo del suicidio son la depresión y el intento previo, sin embargo, estos varían de acuerdo al grupo etario. En el caso de las y los jóvenes, algunos de los principales factores de riesgo de suicidio son: intentos de suicidio previos, variaciones en el comportamiento escolar, dificultades socioeconómicas, falta de apoyo social, acceso a drogas y/o a armas de fuego, aparición de una enfermedad mental y percepción de disfunción familiar. También situaciones adversas como el abuso sexual, abandono, violencia intrafamiliar, desempleo y consumo problemático de sustancias.
Algunas señales que indican la necesidad de buscar ayuda son: